17 de noviembre de 2010

Divagación # 197X37Y o "El amor platónico desde una ventana"


Buenas noches, lectores. En este caso no voy a escribir sobre mis inicios, no os preocupéis, esa historia la publicare en poco tiempo; escribo esta vez sobre algo que se me acaba de ocurrir, algo que de cierta manera recordé mientras miraba el cielo en esta noche donde ni la luna ni las estrellas se pueden ver por la culpa de esas grandes y asquerosas nubes que nos atemorizan a llegar temprano a nuestras casas y no salir de ellas; yo reposaba tranquilo, sentado en el muro del balcón de mi departamento, viendo como los carros pasaban y como se nublaba aun más la noche.

Ocurrió lo siguiente: Una muchacha, joven, le comentaba a su amiga lo que pensaba sobre otra mujer, dijo algo parecido a esto: No sé qué es lo que me atrae de ella, ¡simplemente lo hace y me vuelve loca! No estoy hablando de algo físico, ¡mírala y dime si no te atrae! Su amiga, con otras cosas en mente, le respondió: es una mujer, me puede parecer muy linda y atraerme pero, ¡es una mujer al igual que nosotras! ¿Cómo puedes pensar que te atrae?

Las muchachas continuaron su discusión sobre la tercera y hablaban sobre temas como la atracción entre un mismo género teniendo o no pensamientos “físicos” sobre la otra persona. Pensé, que esta atracción que la muchacha sentía era común en todas las personas, y no estoy hablando de relaciones homosexuales, no, me refiero a esa tensión que ocurre entre dos personas, quizás muchos la han tenido con un/a compañer@ y la mayoría con una persona del genero opuesto.

De una manera u otra, comenzó a llover y el sonido de la lluvia me impidió escuchar el resto de la conversación; Lo cual me hizo recordar si en algún momento yo llegue a tener semejante relación con alguien. Busque en la biblioteca de mi cerebro y encontré el amor platónico, ¡Ah! ¿Cuántas relaciones de ese tipo puede tener un humano en una vida? Incontables, diría yo, esa es la respuesta.

El amor platónico, amor no correspondido, amor que no se mezcla con los actos físicos; pero ¡he escrito tres veces la palabra amor y todavía no sabemos que es!... ¿Acaso no se define como el sentimiento relacionado con la atracción y el afecto entre dos personas? Organizando un poco, la atracción y afecto que sentimos por otra persona es, inevitablemente, amor.

Luego de organizar mis ideas, recordé súbitamente una de mis historias sobre el amor platónico, la más dramática tal vez, como me enamore platónicamente de una mujer, desde mi punto de vista, inalcanzable.

Dedicada a la religión cristiana desde nacimiento, me obsesione desde el primer momento en que la vi y años después, logre enamorarme de ella. Colóquense en mis viejos zapatos, un hombre que le encantaba esa mirada de tristeza y desesperanza de las personas luego de días “cazándola”; y cuando me refiero a este término no me refiero a buscarla para tomar su sangre o asesinarla, hablo sobre manipular a una persona para que se enamore desmedidamente de ti, para luego de obtener lo que quisiese en ese momento, desecharla.

Además de esto, como mis amigos suelen decir cuando hablan de mí en este periodo, me merecía la hoguera, por hereje, solía escapar y manipular a grupos de personas hasta el punto que nos reuníamos en torno a una fogata a “practicar ritos paganos”, aunque lo que realmente hacíamos era drogarnos con brebajes de dudoso origen, alcohol y recitar estupideces.

En resumidas cuentas, imaginad este tipo de persona: manipuladora, hipócrita, arrogante y lleno de creencias místicas sobre demonios y hechicería. ¿Fácil, no? Bueno, ahora esta persona desea llevarse un premio mayor, una “presa” difícil. ¿Y que mas difícil que una monja bella e inteligente? ¡Ah! ¡Cuántas veces soñé con “convertirla” y verla bailar desnuda entre tantas personas junto a la pira!... Por supuesto, esto no sucedió, mi obsesión se transformo en amor, el amor en locura, y la locura en muerte.

Esta mujer cambio la forma en la cual viví en los años posteriores, prometo relataros esto con más detalle en mi próxima publicación, la cual no tardare en escribir, debido a que en este momento ceso la lluvia y necesito comprar algo de comida.

Con mucho que escribir y mucho hambre como para hacerlo...
Randulf Schäfer

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