21 de noviembre de 2010

Divagación # 197X37Y-2 o "El placer/sufrimiento de la pira"


Es necesario que entiendan ese concepto que intente explicar en mi entrada pasada, la pira… Relacionad la pira con… Una fiesta rave, pero sin luces psicodélicas y música moderna, sin embargo, el principio, intacto…

Lastimosamente, las personas que cazan y frecuentan estos lugares ya no logran diferenciar a cierto tipo de personas, aquellas que son distintas, que emanan una “esencia” o “aura” particular, no hablo de atracción física, si no de una especie de sentimiento que irradian que se siente como  una combinación entre adoración y respeto por la persona... Pero cuando estas de cacería son estas las cuales más te atraen, y por supuesto, fue así como decidí cazarle.

Me encontraba en camino a un pueblo alemán cuyo nombre no recuerdo, su sola presencia opacaba los detalles del entorno, su cabello era como el color de la miel, su piel tan blanca como la nieve y sus ojos ¡Ah! Como olvidar esos grandes y hermosos ojos café ¡Eran como para perderse en ellos! ¿Jamás han estado con una mujer que solo provoca verla?... Una mujer completamente diferente.
― ¿Adonde se dirige usted con tanta prisa a esta hora, Señor? ― me pregunto la muchacha, con esa simple frase llamo mi atención y en ese instante decidí cazarle. 

―Me dirijo a casa de un viejo amigo el cual se encuentra muy enfermo, pero no conozco estas tierras lo suficiente. ¿Sería usted tan amable de guiarme hasta el pueblo, Señorita? ― ¡Que mentira! Conocía esas tierras perfectamente y no conocía a nadie en aquel pueblo, mi plan era pagarle al primer anciano que viese para que me siguiera la corriente. Ella accedió a mostrarme la vía al pueblo, ya que ella misma necesitaba entregar un mensaje urgente.

Y fue así como tuvimos nuestro primer encuentro, tranquilamente me acompaño, (o la acompañe, porque ella tampoco conocía muy bien el camino) hasta el pueblo mientras yo escrudiñaba, a través de mis incesantes pero siempre modestas y respetuosas preguntas, quien era ella. Descubrí con fascinación que era una monja recién llegada al convento, que había servido a una iglesia mayor de una ciudad no muy lejana y había venido a este pueblo como parte de un enviado  religioso para dictaminar sentencia (¿torturar?) a unas supuestas brujas. Ella por su parte me pregunto quién era y todas esas preguntas que se le hacen a un extraño. Mi plan estaba en marcha, yo estaba cazando.

De tal manera, me convertí en un noble alemán, el cual se dirigía al pueblo para ayudar a un viejo amigo de su padre que juro proteger y ayudar cuando lo necesitase. Era una mujer inteligente, curiosa y precavida, por lo cual no podía actuar arrogante ni egoísta, debía fingir el altruismo en pequeña medida puesto a exagerarlo no le llamaría la atención. ¿Llamarle la atención? Eso era un chiste, era una monja, no  iba a interesarse de cualquier hombre.

Se despidió rápidamente de mí y se dirigió a una casa en donde la esperaba un hombre corpulento y alto en la entrada. La seguí con la mirada hasta que desvaneció entre las casas del pueblo, yo por otra parte decidí encontrar un anciano con ganas de mentir por dinero ¡Que tarea tan dura! 

Iba a ser una larga y difícil cacería…

Decidí preparar las condiciones durante una semana antes de volver a verla, encontré una familia compuesta por un anciano y sus dos hijos a los cuales pague una suma de dinero significante para que continuasen mi mentira, arregle un poco mi nuevo hogar, el cual era un anexo de su casa y comencé a indagar en el pueblo sobre mi preciosa presa. Las opiniones era siempre similares ¡Que mujer tan dedicada!, ¡Esa señorita no parece una monja!, ¿Monja? ¡Yo diría Santa!...

Todos los pueblerinos coincidían con lo mismo, la mujer parecía enviada de los cielos para ayudarlos a todos, se había desatendido de los problemas con las brujas, las cuales ya habían sido torturadas por las autoridades, y ahora viajaba diariamente al pueblo para atender a los desamparados y los huérfanos que una guerra reciente había ocasionado. 

La cacería era cada día más difícil ¿Cómo podría dañar a una mujer así?... Después de conocer las opiniones de los pueblerinos, cualquiera se olvidaría de esa presa, lastimosamente, no soy cualquiera, al escuchar las opiniones con mas afán me dedique a mi tarea. Necesitaba trabajar mucho más duro, por lo tanto decidí cambiar el curso de mis planes, un par de instrucciones a mis queridos “amigos” en el pueblo para que corriesen el rumor que había decidido mudarme al mismo y que regresaría dentro de poco tiempo.

Fui a rellenar mis arcas de dinero, me tomo más de una semana llegar hasta mi casa en la ciudad,  aquí dure un par de semanas más tratando de contactar a unos “familiares” que me ayudarían a conocer algo más acerca de mi presa, necesitaba saber un poco más de su pasado antes de regresar a ella… 

― ¡Estás loco, Hermano mío! Desiste de semejante idea, no lograras nada obsesionándote de ella, conformaos con la gente común, ¡no os envolváis con ella porque solo lograras tu muerte! ― El tono de voz de mi hermana cuando me regañaba siempre me irritaba, pero necesitaba su red de “información” para lo que planeaba hacer en el futuro.

― Quizás estoy loco, pero no tengo nada que hacer y ella me sigue pareciendo interesante, han pasado muchos años desde el último momento en el cual encontré algo que me estimulase de la misma manera ―. Creo que mis ojos brillaban con alguna intensidad nueva porque mi hermana no quitaba su mirada de ellos.


De todas maneras, le indique que enviara una carta con los detalles de su investigación  a mi nuevo “hogar” en el pueblo, esperaba que sus investigaciones me dieran un detalle táctico para continuar mi cacería, algún detalle que explicara su conducta, algo que me guiara para entrar en su mente.

Que errado estaba… Al regresar al pueblo, descubrí que sus fuentes hicieron el trabajo de una manera excelente y que el anciano del pueblo guardaba un paquete con mi nombre el cual contenía toda la información recaudada de mi presa en una serie de documentos, descubrí que la muchacha era una santa desde niña, su padre murió en una batalla en la frontera y su madre durante el parto por lo tanto vivió en un orfanato durante su infancia para luego dedicarse a la religión. 

Todos sus actos eran benéficos, benevolentes, era completamente altruista, no había una mancha en su expediente, mi “Santa” no tenía defecto alguno…

 Había transcurrido un mes desde la última vez que la vi pero mi obsesión era cada día mas grande, necesitaba verla, así que me dirigí al monasterio con algunas monedas demás en el bolsillo para hacer donaciones y ofrendas.

Para mi todos los monasterios eran parecidos, sin embargo, se notaba que alguien había, recientemente, remodelado y mejorado el inmueble, siempre he sido una persona carismática y en poco tiempo ya habían varios monjes preguntándome que hacía en el monasterio, hable con ellos sobre el monasterio, la situación de las tierras y del pueblo, siempre con el semblante de un noble con la intención de ayudar a las personas allí congregadas. Logre mi objetivo, puesto a que me invitaron a un recorrido por las instalaciones y luego a comer junto a ellos; reconfirme la información sobre ella a través de las palabras de varios monjes, aunque no logre hablar con ella, pude divisarla en una mesa lejana durante la comida, puesto a que comían en lugares distintos los hombres de las mujeres, patético. Y fue cuando me disponía a salir del monasterio que me “intercepto”…

― ¿Qué nos oculta, señor? ¿Quién es usted, realmente? ― Dijo la muchacha con una voz muy dulce pero firme decidida a saber que ocurría. Me puso a sudar, antes nadie había podido descifrar quien era o cuales eran mis intenciones, nunca antes habían sospechado (tal vez, Elizabeth, pero ella no cuenta) Sin embargo ¡Esta muchacha lo adivino apenas comenzando el plan! No era momento para desesperarse.

― No le oculto nada a nadie y creo haberle dicho ya quien soy, Señorita, ¿Por qué usted duda de mi persona, acaso le inspiro desconfianza?― Dije sonriente, con la confianza que los años me han dado.

― A mi no me puede engañar, Señor. No pienso decirle nada a nadie, pero sepa usted que Él lo perdona todo y sus brazos siempre están abiertos, cuando usted desee le escuchare y aconsejare―. “¿Qué demonios?” ¿Cómo…? Sentí que sus ojos perforaban mi alma, me invitaban a seguirla, a amarla… Me quede paralizado con los ojos abiertos de par en par, incrédulo ante lo que escuchaba, la mire fijamente, sonreí, di media vuelta y me largue de ese lugar como si fuese un demonio quemándose ante el contacto de la luz divina.

Pasaron un par de días hasta que volví a escuchar de ella, había decidido ir a un pueblo en las fronteras que estaba en un estado deplorable junto a una comitiva de parte de la iglesia. Ya no deseaba cazarla, solo quería verla, ahora era yo quien quería saber quién era ella realmente…
Por meses la seguí, no tenía intenciones de hacerle daño, solo la perseguía a la distancia y la ayudaba indirectamente de todas las formas que podía…

― Dime, ¿no fue eso lo que te dije? ¿Y ahora que piensas hacer? ¿Perseguirla día y noche hasta el día en el que uno de los dos muera? Porque tú, lo sabes mejor que cualquiera de nuestros hermanos, perder el tiempo enamorándose de una mujer mortal es patético y no solo eso ¡de una monja, como si pudiese responder tu amor!― Mi hermana y su voz siempre irritante… Aunque su reproche tenía cierto grado de veracidad…

― Entiendo lo que dices, pero sus ojos ¿Cómo puedo olvidarlos? Ella sabe algo que nosotros desconocemos, Hermana. Y estoy dispuesto a saber que es ― Nos habíamos reunido por casualidad, me encontraba en alguna taberna de una gran ciudad amurallada esperando a que la monja terminase su trabajo en esta ciudad y partiese a la próxima… Mi hermana nunca comprendió el amor que ahora sentía por ella, seguía pensando que estaba obsesionado y solo debía dejarlo ir…

Pero no fue así, decidí mostrarme ante ella, explicarle que tenía meses siguiéndola, que la amaba y la necesitaba. Que imbécil fui…

El amor platónico era en este caso, amor no correspondido, y cuando esto ocurre y una de las personas se le ocurre declarar sus sentimientos, es posible que la otra no entienda lo que sucede y decida alejarse… Pero, aunado al amor recién declarado ¿explicarle quien era realmente y que la acechaba desde hace un año? ¡Qué idea tan patética la mía! ¿Cómo llegue a pensar que una monja del siglo XVI podría asimilar todo esto en tan poco tiempo y continuar tranquilamente viviendo?

Al escuchar esto se torno paranoica, ya no era capaz de encontrar el lado bueno de las cosas, pensaba que todos ocultaban secretos similares al mío.

En los días siguientes me busco, diciéndome que el mundo se acabaría si no hacíamos algo, explicando que todo el mundo estaba condenado por personas como yo, como mis hermanos, como aquel hombre que se levanta en las mañanas pensando en alimentarse de almas perdidas, como aquella mujer que vive de los sueños de los demás y muchos otros que su alma esta maldita a vagar en el mismo mundo que nosotros… Me decía a gritos que debíamos advertirle a la gente, que necesitábamos hacer algo y parar a todos esos cazadores furtivos, que como yo, se divertían a pesar de la gran cantidad de sufrimiento que existía en el mundo. Debí escuchar las palabras de mi hermana, porque las que ahora escuchaba no eran las de una monja benevolente hablando de amor, si no de una paranoica gritando sobre el apocalipsis y de la ira divina…

Quién sabe qué paso por su mente en sus últimos días, antes de su suicidio… Lamente escucharlo de las bocas de los mendigos, que hablaban sobre una mujer que se ahogo en el río y se parecía mucho a la monja que había desaparecido hace ya una semana…

 ¿Me arrepentí y lamente su muerte? Si lo hice… ¿Cambie luego de su muerte? Si, deje de cazar y empecé a llevar una vida como la de mis hermanos, de ermitaño… Desperdicie mi vida siguiente como un monje, y en la siguiente me di cuenta que vivir de esa manera no encaja con quien soy…
No he vuelto a cazar desde ese incidente y no pienso hacerlo… Pero algunos aspectos de mi vida cambiaron, como la manipulación de personas para el placer propio; por otra parte, mi arrogancia y la hipocresía duro cientos de años más…


Lo prometido es deuda, así culmino la historia mi mayor amor platónico, con una mujer ahogada y un hombre deprimido… Pero nada es para siempre, la depresión pasó rápidamente y continúe viviendo… Os prometo más relatos de mi vida en publicaciones futuras y espero que les haya gustado, mis queridos lectores…

Con mucho que escribir y con ninguna excusa para no hacerlo.
Randulf Schäfer

20 de noviembre de 2010

"Una mujer llamada tentación"

Buenas noches, lectores, disculpen que deje mi publicación anterior en el aire (os adverti que me encanta divagar), pero este relato tiene tiempo con ansias de publicarse. Mañana temprano les prometo la conclusión de mi anterior divagación. Sin más preámbulos:

El lugar estaba como todo buen local durante una fiesta, lleno de humo, la música a todo volumen, tantas personas que no se puede caminar, estoy seguro que un claustrofóbico no duraría mucho tiempo aquí.

La mesa en la que estamos sentados no es exactamente cómoda, tiene una especie de desnivel, presumo que fue por causa de una mala construcción, somos varias personas sentadas alrededor de la misma; creo que si conozco a una o dos de las personas sentadas junto a mi es mucho. Todo comenzó con un “¿Vas a hacer algo hoy en la noche?” Y ahora mírame, tomando una cerveza y con un aburrimiento de cielo y tierra, rodeado de extraños, y sin embargo solo…  

Pensé en levantarme e irme del local, dar un pretexto a los extraños tal como “Me duele la cabeza” o simplemente un “Me siento mal”, pero son extraños después de todo, podría irme y creo que no lo notarían, aunque la muchacha sentada a mi derecha está muy entusiasmada hablando conmigo mientras asiento levemente la cabeza y hago gestos de comprensión, pero no entiendo absolutamente nada de lo que dice…
Lo cierto es que algo hizo que bajara de las nubes de mis pensamientos en ese momento y retornara a interesarme por lo que ocurría, quizás fue el cambio abrupto a una música  un tanto psicodélica, o el cesar de las carcajadas patéticas de los extraños sentados en la mesa, el hecho es que decidí levantarme y pedir otro trago, ya que lo que tenía en mi mano ya no era más que una mezcla de saliva y cerveza caliente.

Camine hasta la barra y dije con voz tranquila “Oye, dame una cerveza”... En un principio no repare en su presencia, la de esa mujer hermosa sentada apenas a unas cuatro o cinco sillas de distancia de donde yo estaba, en el medio de la barra. Era simplemente hermosa, cautivadora, una piel inmaculadamente blanca, una cabellera envidiable, unos ojos que al hacer contacto visual podrían desmayarte, ¡Ah! Y ni hablar de ese atuendo tan lascivo que con tantas ganas le muestra al resto de los espectadores.

En una mano sostiene el cigarro, mientras que la otra reposa en su pequeña falda que apenas cumple con su función, su mirada no se centraba en un solo sitio, iba de un lugar a otro por el local, buscando algo o alguien, buscando diversión… Había varias personas alrededor de ella, como buitres, acechadores, esperando el momento para atacar… Ninguno tenía chance alguno con ella, estoy seguro que era capaz de manipularles a todos y hacer que siguieran sus órdenes si así lo quisiese, pero esto último nunca lo comprobé.

La noche volvía a tener sentido, mi objetivo estaba claro, necesitaba saber quién era, la necesitaba para mi… Pero, ¿me acerco a ella y me uno a los buitres? O tal vez llamo su atención de otra manera, tengo suficiente dinero, puedo enviarle una botella de algo caro, no… Eso no va a servir, no es una cualquiera barata. Bueno, no hago nada aquí sentado mirándola de reojo…

Acabe la cerveza rápidamente y camine hasta el lugar de la barra en el que ella se encontraba, me abrí paso entre un par de buitres que me miraron mal, y pedí otro trago, una cerveza, e hice todo lo posible por ni siquiera verla. No sé porque pensé que haciéndome el indiferente ella tal vez se percataría de mi presencia, gracias a dios el barman se tomo su tiempo para traerme la cerveza... ¡Porque rayos pedí una cerveza! Va a pensar que soy un cualquiera medio borracho en busca de más alcohol…

― ¿Tienes cigarros? ― Su voz era igual de tentadora que su propia persona, no se a quien se dirigía pero inmediatamente los buitres alargaron sus alas y sacaron cigarros de las mil y un marcas existentes, aun así logre decir algo. 
― Disculpa, no fumo ― ¿Acaso soy imbécil? ¡Como le voy a decir eso!
― ¿Por qué? ¿No te gusta? ― Increíble, el destino realmente existe.
― Pues sí, no me gusta, prefiero una cerveza bien fría ― Tome un sorbo de mi cerveza que el barman recientemente había colocado sobre la barra.
― Interesante, no pareces de por aquí, ¿primera vez que vienes? ― Su voz era simplemente majestuosa, aunque la música del local era alta su voz la podía escuchar perfectamente…
― Si, ¿y tú? ― Creo que si ella pregunta si es primera vez es porque ella ha venido anteriormente, ¿no?
― Pues claro que he venido, me encanta este lugar, aunque el ambiente esta un poco aburrido hoy ― miro de mala gana a los buitres, y ellos a su vez me vieron de mala gana a mi... ― ¡Que te parece si damos una vuelta! ¿Vale? ―

Sentí como me sumergia lentamente en aguas desconocidas para mí, desconocidas pero tan tentadoras, tan bellas y divertidas que esperaba nunca salir de ellas…
Aguas tan peligrosas y a su vez tan hermosas…


Hasta aquí llega el relato hasta donde lo he escrito, denme un par de horas y regreso para publicar el resto de la historia que les prometí hace tiempo...

Con demasiado que escribir y poco tiempo para hacerlo
Randulf Schäfer

17 de noviembre de 2010

Divagación # 197X37Y o "El amor platónico desde una ventana"


Buenas noches, lectores. En este caso no voy a escribir sobre mis inicios, no os preocupéis, esa historia la publicare en poco tiempo; escribo esta vez sobre algo que se me acaba de ocurrir, algo que de cierta manera recordé mientras miraba el cielo en esta noche donde ni la luna ni las estrellas se pueden ver por la culpa de esas grandes y asquerosas nubes que nos atemorizan a llegar temprano a nuestras casas y no salir de ellas; yo reposaba tranquilo, sentado en el muro del balcón de mi departamento, viendo como los carros pasaban y como se nublaba aun más la noche.

Ocurrió lo siguiente: Una muchacha, joven, le comentaba a su amiga lo que pensaba sobre otra mujer, dijo algo parecido a esto: No sé qué es lo que me atrae de ella, ¡simplemente lo hace y me vuelve loca! No estoy hablando de algo físico, ¡mírala y dime si no te atrae! Su amiga, con otras cosas en mente, le respondió: es una mujer, me puede parecer muy linda y atraerme pero, ¡es una mujer al igual que nosotras! ¿Cómo puedes pensar que te atrae?

Las muchachas continuaron su discusión sobre la tercera y hablaban sobre temas como la atracción entre un mismo género teniendo o no pensamientos “físicos” sobre la otra persona. Pensé, que esta atracción que la muchacha sentía era común en todas las personas, y no estoy hablando de relaciones homosexuales, no, me refiero a esa tensión que ocurre entre dos personas, quizás muchos la han tenido con un/a compañer@ y la mayoría con una persona del genero opuesto.

De una manera u otra, comenzó a llover y el sonido de la lluvia me impidió escuchar el resto de la conversación; Lo cual me hizo recordar si en algún momento yo llegue a tener semejante relación con alguien. Busque en la biblioteca de mi cerebro y encontré el amor platónico, ¡Ah! ¿Cuántas relaciones de ese tipo puede tener un humano en una vida? Incontables, diría yo, esa es la respuesta.

El amor platónico, amor no correspondido, amor que no se mezcla con los actos físicos; pero ¡he escrito tres veces la palabra amor y todavía no sabemos que es!... ¿Acaso no se define como el sentimiento relacionado con la atracción y el afecto entre dos personas? Organizando un poco, la atracción y afecto que sentimos por otra persona es, inevitablemente, amor.

Luego de organizar mis ideas, recordé súbitamente una de mis historias sobre el amor platónico, la más dramática tal vez, como me enamore platónicamente de una mujer, desde mi punto de vista, inalcanzable.

Dedicada a la religión cristiana desde nacimiento, me obsesione desde el primer momento en que la vi y años después, logre enamorarme de ella. Colóquense en mis viejos zapatos, un hombre que le encantaba esa mirada de tristeza y desesperanza de las personas luego de días “cazándola”; y cuando me refiero a este término no me refiero a buscarla para tomar su sangre o asesinarla, hablo sobre manipular a una persona para que se enamore desmedidamente de ti, para luego de obtener lo que quisiese en ese momento, desecharla.

Además de esto, como mis amigos suelen decir cuando hablan de mí en este periodo, me merecía la hoguera, por hereje, solía escapar y manipular a grupos de personas hasta el punto que nos reuníamos en torno a una fogata a “practicar ritos paganos”, aunque lo que realmente hacíamos era drogarnos con brebajes de dudoso origen, alcohol y recitar estupideces.

En resumidas cuentas, imaginad este tipo de persona: manipuladora, hipócrita, arrogante y lleno de creencias místicas sobre demonios y hechicería. ¿Fácil, no? Bueno, ahora esta persona desea llevarse un premio mayor, una “presa” difícil. ¿Y que mas difícil que una monja bella e inteligente? ¡Ah! ¡Cuántas veces soñé con “convertirla” y verla bailar desnuda entre tantas personas junto a la pira!... Por supuesto, esto no sucedió, mi obsesión se transformo en amor, el amor en locura, y la locura en muerte.

Esta mujer cambio la forma en la cual viví en los años posteriores, prometo relataros esto con más detalle en mi próxima publicación, la cual no tardare en escribir, debido a que en este momento ceso la lluvia y necesito comprar algo de comida.

Con mucho que escribir y mucho hambre como para hacerlo...
Randulf Schäfer